La congruencia es un valor que al definir el actuar de las personas, marca su proceder en el ámbito personal y trasciende al laboral, que en el caso del ejercicio del servicio público, se traduce en actos de gobierno.

Ser congruente implica mantener una relación coherente entre lo que se dice y lo que se hace, por lo que las personas en un país o en una ciudad esperan que el gobierno y quienes lo integran actúen de esa manera.

A pocos días de haber iniciado el año, nos enteramos a través de las redes sociales que el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del Gobierno de México, Hugo López-Gatell, se encontraba tomando sus vacaciones en las paradisiacas costas del estado de Oaxaca.

En otro contexto, esto no hubiera tenido nada de malo, sin embargo, al cuatro de enero de este año, en nuestro país se registraron casi 1 millón y medio de personas contagiadas de COVID 19 y aproximadamente 128 mil defunciones a causa del mismo.

Ante semejantes datos, surge la imperiosa necesidad de extremar las medidas de prevención de contagios recomendadas por la Organización Mundial de la Salud y los gobiernos de cada país, entre ellas se encuentran el distanciamiento físico, el uso de cubrebocas y el limitar actividades no esenciales, como son las vacaciones, por ejemplo.

En el mundo ha habido otros casos de altos funcionarios que por un lado recomiendan y exigen a la población el permanecer en casa, mientras ellos se escabullen para evitar las medidas de prevención y se toman un descanso, como el ministro de Salud de Nueva Zelanda o el de Finanzas de Ontario, Canadá.

En ambos casos, vimos una fuerte crítica por parte de la sociedad y una respuesta inmediata del gobierno con consecuencias tales que implicaron la separación del cargo.

¿Y en el caso de López-Gatell? El subsecretario manifestó que “no tiene nada que ocultar” y fue respaldado por el presidente quien dijo que “los funcionarios también tienen derechos” el colmo del cinismo y la irresponsabilidad.

El gran problema es que es necesario que tanto la población como el gobierno, sin excepciones, pongamos nuestro granito de arena para controlar esta pandemia.

En el caso de la Ciudad de México, tenemos que reconocer que la Jefa de Gobierno expresó que si bien el subsecretario es responsable por lo que dice y hace, en su caso, hemos visto cierto acato a las medidas que abonan a prevenir contagios, también hizo público que no es el momento de tomar descansos.

Lamento que una persona con la investidura del subsecretario Hugo López-Gatell sea incapaz de predicar con el ejemplo, poco a poco se ha ido desgastando su credibilidad, y estoy convencida que su escapada de fin de año fue la gota que derramó el vaso. ¿Mi reflexión? Caras vemos, vacaciones no sabemos.