GPPAN CDMX A 30 DE AGOSTO DE 2020

El juego de las traiciones
Excélsior
Dip. Federico Döring Casar

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La relación entre la ética y política ha sido y será motivo de debate, sin embargo, la historia ha demostrado que no siempre se mantienen en balance y, en esta ambivalencia, se han logrado los más progresistas avances para la nación, así como también las más atroces traiciones.

De cara a las elecciones del próximo año las piezas se comienzan a posicionar y la única constante que estamos viendo es la ingratitud de los políticos que traicionan a sus principios y al proyecto por el cual fueron electos por los ciudadanos, todo ello impulsado por Morena.

En los últimos meses, el partido de Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado a la alquimia política para corromper en los congresos —tanto locales como federales— a todo aquel que haya mostrado ser susceptible a mudar sus principios cuando hay intereses de por medio. Con ello se está fomentando la desbandada de bancadas para formar mayorías artificiales, con el burdo objetivo de integrar mesas directivas a modo.

Con estas modificaciones parlamentarias ocurren distintos efectos, todos perjudiciales para la democracia y, sobre todo, para los ciudadanos que confiaron su voto al sabotear el equilibrio legislativo.

En primer lugar, se pierde el balance y se acomodan las reformas de Morena para facilitar su aprobación. Segundo, más allá de la traición a la ética y a los principios, se traiciona al ciudadano que eligió mediante su sufragio a un político porque creyó en su proyecto y en sus ideales, pero éste decide irse con un partido por el cual no se votó.

Finalmente, hay que escarbar en los motivos para que alguien abandone al partido que lo impulsó. Sólo hay dos causas: los compraron con dinero (porque existe tanto un corrupto como un corruptor) o a base de extorsiones con carpetas de investigación que expondrían todos los secretos que buscan que jamás lleguen a la luz pública. Lo cual deja claro que hay políticos que carecen por completo de consciencia y hay quienes, por complicidad, se someten.

¿El resultado? Congresos con mesas directivas que dejan de velar por el interés público para convertirse en escenarios de traición y vilezas, incluso sometidas a fuego amigo, en donde el poder importa más que nada para crear las condiciones que permitan a Morena perpetuarse en el gobierno.

Como diría el imprescindible Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”. Con esta flexible ética se van labrando los caminos de hoy en la política mexicana, orquestados por Morena, quien se aferrará al poder cueste lo que cueste, literalmente.

Ojo, hoy la 4T enarbola a Lozoya como estandarte contra la  corrupción porque, según el delincuente, sobornó a legisladores. Son lo mismo o será que su fin justifica sus medios. Cómo sea, hoy son artífices del juego de las traiciones, lo mismo que denunciaron tantas veces y hasta tomas de tribuna merecieron. Son y serán los mismos.

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