GPPAN CDMX A 16 DE ENERO DE 2020

La aportación de la ciudad al Insabi
El Sol de México
Dip. Gabriela Salido Magos

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Apenas esta semana, y de manera tardía, surgió la respuesta de la 4T a la defensa del Sistema de Salud Pública, reflejo del desencanto y el sinnúmero de quejas de usuarios por la pérdida de expedientes, falta de médicos, cobros injustificados y la ya característica nula comunicación del estado a los beneficiarios del extinto Seguro Popular.

Juan Antonio Ferrer, responsable y titular del nuevo Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), defendió su encargo en todos los medios de comunicación posibles, explicando qué se ha hecho, pero sin mayor justificación que la retórica conocida, desgastada y ya hasta odiosa respecto al combate a la corrupción y la maravilla de las compras consolidadas que han llevado al desabasto en muchos centros de salud en toda la República.

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, anunció por otra parte la Universidad de la Salud como primera en su tipo en esta capital, y detalló que se instalará en la Cuarta Sección del Bosque de Chapultepec, en lo que era la Escuela de Ingenieros.

Esta universidad arrancará oficialmente en junio de este 2020; sin embargo, en febrero se abrirá la convocatoria para quienes deseen incorporarse como alumnos y también para los profesores, los cuales tendrán un curso inicial.

El presidente, como era de esperarse, volvió a su típico mensaje, diciendo que terminará con la mafia en el sector salud al tiempo que reconoció parcialmente los problemas de desabasto de medicamentos.

Me voy a referir de manera particular a la Universidad de la Salud, y diré que no es “única” por que ya la Ciudad de México cuenta con su propia Universidad, proyecto educativo que inició en la administración de quien era Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, y a la fecha después de 18 años del inicio de sus actividades, con cinco planteles, 17 licenciaturas y 7 maestrías, arroja un gasto multimillonario de 21 mil millones de pesos, dando como resultado solo cuatro mil 400 egresados de una Universidad que lo único que ha cuidado es el adoctrinamiento de jóvenes de manera dogmática para la izquierda del país.

 

Cuando se señaló que regresarían 500 jóvenes como médicos y otros 500 con estudios de enfermería nos gustaría pensar que será con criterios de excelencia por tratarse de la salud de los mexicanos, y no con los criterios que ha sido sello de la izquierda en la ciudad manteniendo en la Universidad de la CDMX un acceso irrestricto, con una matrícula que crece y crece por que no se permite ningún criterio de exigencia académica para la permanencia en la misma.

 

Nunca en la historia de nuestro México habíamos llegado al punto de politizar el sistema de salud nacional y en este afán de deshacer todo lo pasado al costo que sea, me pregunto si la aportación de la Ciudad de México será una mala réplica del proyecto educativo que han defendido y al que le han incrementado presupuesto año con año a pesar del resultado; si la jefa de Gobierno aplicará los mismos criterios de evaluación, si es que existen, a la Universidad de la Ciudad de México que se aplicaron a las estancias infantiles y al seguro popular ¿hace cuanto que está Universidad debió haber sido cerrada y transformada en otra institución para el “bienestar” de los capitalinos?

 

Me despido, no sin antes decir que deberá de ser de especial atención el proyecto que se presente de la cuarta sección de Chapultepec, en la que se incluya este centro educativo y si representará modificaciones al uso de suelo, como también la explicación de la administración y gobernabilidad de este espacio que se prometió como la cuarta sección del bosque de Chapultepec, si es que los estudiantes de esta nueva universidad nos demandan la conocida autonomía universitaria para este espacio que sigue siendo sistemáticamente considerado para cualquier tipo de proyectos por el gobernante en turno, desde departamentos hasta universidades.

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