GPPAN CDMX A 09 DE FEBRERO DE 2020

Nada que celebrar
Excélsior
Dip. Federico Döring Casar

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  • La Carta Magna da puerta a grandes cambios, a innovar en la política pública y a construir la ciudad que todos siempre hemos idealizado, fuera del control federal, progresista y con autonomía.

La Carta Magna más joven del país, la que prometía progreso y vanguardia, cumplió esta semana su tercer aniversario de vigencia, sin embargo, hoy no tenemos nada que celebrar.

Lo anterior no es porque la Constitución de la Ciudad de México sea un marco jurídico malo, por el contrario, da puerta a grandes cambios, a innovar en la política pública, a construir la ciudad que todos siempre hemos idealizado, fuera del control federal, progresista y con autonomía.

Desafortunadamente, el Ejecutivo y el Legislativo local están controlados por un partido político hegemónico, que se siente más cómodo dando pasos hacia atrás en vez de avanzar, que busca imponer repitiendo un modelo de gobierno que no veíamos desde los años dorados del PRI.

Para muestra veamos el desprecio que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, tuvo al aniversario de la Constitución local. En vez de participar en la Sesión Solemne que se realizó en el Congreso de la ciudad, prefirió hacerle de acompañante al presidente Andrés Manuel López Obrador en Querétaro, celebrando la Carta Magna federal, en vez de la propia.

Este desprecio de Sheinbaum es casi risible por su razón de fondo: le quedó grande el día al ver miopemente la Constitución como un legado de su antecesor, Miguel Ángel Mancera, y no como algo propio de la entidad que gobierna. Sin embargo, a todo aquello que tenga la más mínima esencia del gobierno anterior, está dispuesta a atacarlo hasta desaparecerlo. Nada que festejar, pues la mayoría de Morena atropelló la Constitución al modificarla para tener una “Fiscalía Carnal”; al diluir la participación ciudadana del Instituto de Planeación y hacer a un lado la materia de ordenamiento territorial de la Ley de Planeación; al violar la Constitución porque quieren concesionar la basura a particulares. Eso sin contar que, además, vamos fuera de tiempo en cumplir la obligación que marcan varios de sus artículos transitorios. Tres años después de la promulgación de nuestra Constitución no somos una ciudad de derechos, no somos innovadores pues no se respetan los acuerdos del consenso del Constituyente local que dio forma al texto original.

Tuvimos nuestra Sesión Solemne y la jefa de Gobierno nos mandó a un representante. Nuestra Constitución cumplió su tercer aniversario, pero no tenemos nada que celebrar.

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