GPPAN CDMX A 29 DE NOVIEMBRE DE 2020

Otra pandemia
Excélsior
Dip. Federico Döring Casar

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  • Mientras la violencia de género no se ataque culturalmente, los crímenes seguirán ocurriendo.

Al margen de la pandemia mundial que se vive por el virus covid-19, en México se vive otra de violencia contra la mujer.

Veamos el ejemplo de la marcha en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en la que se exigió justicia por el familiar o las amiga desaparecidas, porque sufrieron violencia y no hubo ninguna autoridad capaz de aplicar justicia expedita, porque sus voces no han logrado nada más que hacer eco en oídos sordos.

Sin entrar en los visibles tintes políticos que se entretejen con protestas radicales y vandalismo de quienes quieren ensuciar una protesta social válida, lo cierto es que las estadísticas de violencia en contra de las mujeres no han hecho nada más que agravarse en medio de la pandemia, dejando ver que la violencia se gesta en el seno de sus hogares.

En tan sólo ocho meses de confinamiento, la Red Nacional de Refugios para mujeres víctimas de violencia reportó que, en comparación con el 2019, en México se ha incrementado en un 51 por ciento el acompañamiento a solicitudes de atención, en el 71 por ciento de los casos el agresor es la pareja y en otro 16 por ciento es algún miembro masculino de su familia.

En la Ciudad de México el panorama no es distinto. La Fiscalía General de Justicia registró 235 delitos en contra de mujeres tan sólo del 1 de octubre al 15 de noviembre, pero únicamente se ha procesado a los acusados de 186 de los casos, según cifras de la institución.

Más allá de la aplicación de la justicia, lo preocupante es que no disminuyan los delitos. Que las políticas públicas no han sido eficientes para prevenir porque la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, está más preocupada por sancionar a falta de una clara estrategia de reducción de la violencia doméstica y los feminicidios.

En su agenda de programas destaca el llamado banco de ADN para agresores sexuales, con el cual sólo se busca crear un catálogo que sirva en las investigaciones de delitos sexuales, feminicidios y desapariciones. Pero la jefa de Gobierno ha fallado en la prevención para erradicar desde el origen el problema con planes de atención, educación y alerta.

Hace un año se implementó la declaratoria de alerta por violencia contra las mujeres, sin embargo, las cifras por delitos no han hecho nada más que aumentar. Las carpetas relacionadas con un hecho que ocurrió en un periodo de 100 días por violación crecieron de 11 por ciento a 17 por ciento en los últimos dos años; por abuso sexual crecieron de 11 por ciento a 15 por ciento en el mismo periodo, de acuerdo con la fiscalía.

Las cifras, a interpretación de la FGJ, demuestran que crece la confianza de las mujeres por denunciar un delito. Suponiendo, sin conceder, que ese sea el caso, lo cierto es que los casos en sí se siguen presentando porque la cultura no ha cambiado, han fallado en llegar a los hogares para prevenir la violencia antes que se dé.

  • Mientras la violencia de género no se ataque culturalmente, los crímenes seguirán ocurriendo, porque tan importante es la sanción, como la prevención. La agenda de la alcaldesa de la Ciudad de México está muy lejos de lo que demandan las mujeres en nuestra capital y en el resto de la República Mexicana.

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