GPPAN CDMX A 22 DE MARZO DE 2020

Perder la ventaja y el liderazgo
Excélsior
Dip. Federico Döring Casar

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  • El virus tomó por sorpresa al planeta entero y ante lo desconocido, la reacción de los gobernantes ha sido el factor determinante para mostrar cómo se contiene una epidemia y también cómo se sucumbe ante ella.

La pandemia ocasionada por el coronavirus COVID-19 está poniendo a prueba tanto a los gobiernos nacionales como a los de las principales ciudades del mundo.

La capacidad de reacción ante lo desconocido, la incertidumbre y la mortalidad está exhibiendo la naturaleza de las personas y de las autoridades, para bien y para mal.

El virus tomó por sorpresa al planeta entero y ante lo desconocido, la reacción de los gobernantes ha sido el factor determinante para mostrar cómo se contiene una epidemia y también cómo se sucumbe ante ella.

México se convirtió en el hazmerreír, no sólo por la inacción y las ocurrencias con las que ha respondido a lo inminente el gobierno federal, sino porque echó por la borda casi 15 días de ventaja que nos dio el viaje del COVID-19,  días que ya hubieran querido tener en el Norte de Italia, en Madrid, en Argentina o en Estados Unidos.

Reconozco que del Presidente ya nada sorprende, pero esperaba más de un gobierno encabezado por una reconocida científica. Ella, como científica que es, sabe que ha perdido tiempo y aún así,  decidió pasar a la retaguardia. Es un hecho que no hay un plan de acción claro.

Por si fuera poco, la incapacidad de sus más cercanos  la hacen parecer sola en este desafío. Los otros “especialistas” de su gabinete, deben estar debajo de un escritorio, aterrorizados, incluso aquel que desde el púlpito de las redes sociales no perdía oportunidad para predicar de todo y contra todos y que hoy, como encargado de la innovación y la trasparencia de los datos de gobierno, no atina hacer ni medio tuit; ya no pidamos una APP como las que se están implementando en otros países. 

Su estrategia parece aproximarse más al ocultamiento de los datos porque ya es previsible que se les desborde la realidad.

Mientras en Europa y varios países asiáticos se han implementado apps que permiten la identificación, seguimiento y datos de movilidad de los contagiados; rastrean su trayectoria y reducen el volumen de contagios al tiempo que ciudadanizan las contenciones sanitarias contra el COVID-19, en la CDMX el gobierno lanzó un “innovador” sistema de “novedosos SMS”,  para informar a la sociedad, además de sus videos de YouTube.  

Es para lo que ha alcanzado el titular de la Agencia Digital de Innovación Pública, José Merino. Si no implementa una herramienta digital innovadora que haga pública la información del coronavirus: contagios, decesos, capacidad hospitalaria; en la que, incluso, pudiera haber seguimiento médico para posibles contagios y decesos por causa del virus, una aplicación puntual a prueba de caída de sistemas, su permanencia en el cargo deberá someterse a consideración del Congreso. Será el caso de un funcionario público que no hizo su trabajo en detrimento de la salud de la población.

Merino hoy es una voz muda, silenciado y sin saber cómo poner en práctica nuevas tecnologías en la CDMX para anticipar y minimizar el impacto de la enfermedad.

En estos momentos es cuando nuestra ciudad requeriría de gobernantes audaces frente a esto que dejó de ser amenaza para ya estar entre nosotros. Las comparaciones son chocantes pero nuestra capital y el país los ha tenido.

Cabe mencionar que la decisión del encierro en nuestras casas es una decisión ciudadana en la que el gobierno quedó rebasado. Ya habrá tiempo para ese análisis, pero, cuidando las proporciones, el fantasma del 1985 que sepultó a los gobiernos timoratos ya ronda por las calles de la Ciudad.

El coronavirus nos tiene en jaque, porque la mandataria capitalina y su alfil no atinan en sus movimientos. Queda ahí la evidencia de la torpe decisión de no haber cancelado conciertos y eventos masivos.

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