Inició 2020 y con éste se incrementaron los cambios en el quehacer gubernamental para los capitalinos.

En esta tesitura, la medida que más ha causado revuelo es la implementación de acciones respecto a la prohibición de plásticos, en la cual ha habido una clara desinformación.

Aunque esta reforma de ninguna manera representa la totalidad de acciones que deberíamos implementar como sociedad en materia ambiental, podríamos decir que es solo el inicio y representa en este momento un paliativo respecto a las acciones y cambios y que, ciertamente, no tenemos consideradas todas las aristas en cuanto al impacto si no recibe el acompañamiento y la difusión adecuada para incidir en el cambio de visión de cada uno de nosotros.

La Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México debe incrementar acciones que fortalezcan y promuevan la cultura ambiental entre la ciudadanía para darle sentido al esfuerzo respecto al impacto negativo del abuso en el consumo de los plásticos de un solo uso, y las alternativas que existen para evitarlo, resaltando su reutilización y reciclaje, a fin de que este esfuerzo no se interprete solo como una ocurrencia más, sino que le de al ciudadano claridad sobre la importancia de su participación en este cambio.

Desde su publicación, hasta que inició la aplicación de estas medidas, el Gobierno de la Ciudad contó con seis meses para realizar la difusión;sin embargo, es evidente que no se han realizado aún los esfuerzos necesarios.

De igual manera, las modificaciones a la Ley consideraron la participación de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México para instrumentar un programa de asesoramiento a los productores de plástico de un solo uso, a efecto de que realizaran una reconversión tecnológica, en la que se desarrollen alternativas de plásticos compostables, mismo que tuvo que suceder hace tres meses y a lo que tampoco se le ha dado difusión más allá de lo publicado en la página de internet de la propia Secretaría.

Este punto en particular es algo que nos debe preocupar, porque la industria del plástico también representa un sector importante de la economía, por lo que es necesario que las autoridades garanticen la migración de la misma a formas alternativas de producción y amigables con el ambiente, pero evitando en la medida de lo posible desequilibrios o afectaciones sociales y económicas.

Hoy existen varios estados con diferentes tipos de regulaciones para la distribución de popotes y bolsas de plástico, como Jalisco, Baja California, Chihuahua, Sonora, Durango, Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí, Jalisco, Ciudad de México y Nuevo León, según datos de la organización Greenpeace, de donde podríamos también tomar ejemplos de experiencias exitosas en este tipo de transiciones o incluso perfeccionar el proceso en el que nos encontramos como ciudad.

Recordemos que el limitarnos a esta prohibición sería un error ya que perderíamos de vista la importancia de una economía circular o soluciones integrales para combatir el problema.

Por mi parte seguiré insistiendo en que este primer paso puede ser solo un paliativo sino cuidamos las consecuencias y efectos secundarios del uso de otro tipo de productos, como papel o fécula por su impacto al requerir uso excesivo de agua u otro tipo de recursos naturales como de árboles por carencia de insumos para su elaboración.

Cuidemos que la solución no genere otro tipo de consecuencias que también dañen el medio ambiente y comprendiendo que el camino más importante debe traducirse en el cambio de nuestro estilo de vida.