GPPAN CDMX A 19 DE ENERO DE 2020

Un Congreso que apuntó alto
Excélsior
Dip. Federico Döring Casar

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  • Aprobamos un fiscal carnal, reformando la Constitución local, para permitir que alguien ocupara el cargo cuando no cumplía con el requisito de no haber ejercido una diputación en los tres años previos.

El Congreso de la Ciudad de México cuenta con poco más de un año de edad y, lo que se anticipaba como un parlamento de vanguardia, primero en su tipo a nivel nacional, ha resultado ser un cúmulo de fracasos que sólo se puede explicar, de inicio, por el dominio de la mayoría política de la que sufre.

Si bien el comportamiento natural de todo cuerpo colegiado siempre estará sujeto a una suerte de mayoría –en este caso de índole política–, lo que lo vuelve completamente inaceptable es que en este Congreso no se cumplan ni con los mínimos de las expectativas ciudadanas, peor aún, si nos apuramos más, este primer Congreso de la  CDMX vive fuera de la norma y no ha acatado sus obligaciones legales.

Baste como ejemplo una breve  recapitulación de algunas de las principales pifias acumuladas, gracias al control político del partido de Andrés Manuel López Obrador.

Aprobamos un fiscal carnal, reformando la constitución local, para permitir que alguien ocupara el cargo cuando no cumplía con el requisito de no haber ejercido una diputación en los tres años previos; pero la instrucción desde la Jefatura de Gobierno era muy clara y Morena tenía que acatarla.

Tenemos una lista de varios artículos transitorios de la Constitución local que no se han cumplido. No se ha expedido la nueva ley del sistema educativo, lo cual debió ocurrir, aproximadamente, en marzo de 2019. En materia de planeación, el instituto encargado de regir el apartado debía estar listo en diciembre pasado, pero hoy no tenemos ni siquiera un dictamen.

En diciembre también se debían reformar las leyes de los organismos autónomos, pero al día de hoy no hay ni iniciativas para el Consejo de Evaluación ni para el Instituto de Defensoría Pública, por sólo mencionar algunos ejemplos.

La Constitución también nos estableció como límite el 31 de diciembre de este 2020 para adecuar más de 100 leyes al nuevo marco jurídico, pero en vista del cumplimiento manifestado por Morena, dudo mucho que se cumpla la obligación.

En noviembre pasado se publicó, en la Gaceta Oficial, una reforma al artículo 30 Constitucional por un error, resultado de la burda ignorancia de la técnica  legislativa por la que cobran y cobramos, no se pusieron puntos suspensivos al concluir el texto modificado, lo que implicaba que no había más texto a continuación; ello resultó en la eliminación de seis apartados de ese artículo, que contenían la facultad del Ejecutivo para presentar iniciativas preferentes o para vetar leyes. Días después se publicó una fe de erratas para enmendar la pifia, pero esto fue ilegal, pues la fe de erratas no es un instrumento legislativo reconocido.

La lista podría continuar, pero la reflexión que me quedo es la mediocridad de esta legislatura, quizá también porque desde la Jefatura de Gobierno no han sabido conducir el rumbo de la Ciudad, aunado, sin duda alguna, a que la mayoría responsable del timón legislativo, puede decirse, encalló  este Congreso antes de zarpar.

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